M∴R∴G∴L∴ HUMANISTA HENOCH
Supremo Consejo Ave Fénix del Grado 33 y último del R∴E∴A∴A∴ para la Masonería Progresista y Humanista.
Principios de la Masonería
La Masonería no es una religión, ni una secta, pues no tiene dogmas, carece de cuerpo doctrinal al cual se llegue a través de la fe. La Masonería respeta todas las creencias, y, en caso de la Liberal, la ausencia de esas creencias, siempre que el masón acepte el compromiso de conocerse a sí mismo, desarrollar sus posibilidades en todos los sentidos y en la forma que desee, y volcar ese conocimiento y esa mejora en beneficio del Universo, del cual la Humanidad es parte sustancial.
La Masonería tiene tres únicos principios: Libertad, Igualdad y Fraternidad. La forma concreta de entender y aplicar esos principios no está marcada, y cada masón debe buscarla y realizarla personalmente. Esta exigencia no es puesta en práctica mediante un examen o confesión de un masón a otros, sino que se lleva adelante en la conciencia de cada uno. Al profano se le exige, para entrar en la Masonería ser "libre y de buenas costumbres". Esta vieja fórmula debe ser entendida como derecho y deber al desarrollar las propias condiciones e ideas -sea cuales sean- y ser coherente con uno mismo desarrollando esas condiciones e ideas de forma tal que mejoren aquella parte del Universo que le rodea, empezando por él mismo. No se trata de guardar una moral determinada, sino de cada uno.
El masón puede, por supuesto, aceptar unos principios morales establecidos, pero como ser libre, honrado y responsable, debe tener fundamentados en su conciencia dichos principios, y nunca aceptarlos por rutina o por presión social. En Masonería no deben juzgarse las opiniones, que son libres, sino las actitudes: éstas deben ser abiertas, carentes -en lo posible- de prejuicios, fruto de una reflexión y una intuición propias. Debe abordarse la vida buscando lo que une antes de lo que separa, y saber manifestar las diferencias con sinceridad para con uno mismo y con respecto a los demás. Esto no significa que el masón no defiende sus ideas y creencias, ya que en ese caso no sería coherente consigo mismo, sino que esa defensa debe ser realizada de forma abierta, tolerante y fraternal, huyendo de la concepción de ser el único portador de la Verdad Absoluta.
Buscamos el progreso del Universo y el progreso de la Humanidad inserta en él, y llamamos a ese progreso Luz, entendiéndolo no solo en el sentido material -importante y presente en nuestras preocupaciones- sino también en el sentido espiritual, moral o filosófico. En Masonería no se le rinde culto a un Dios ni, mucho menos, al diablo, tal como se acusó en numerosas ocasiones. Un masón puede, de acuerdo con sus ideas, rendir culto a los principios religiosos en los que crea, o declararse agnóstico o no creyente. En ese sentido, la antigua formula masónica de "Gran Arquitecto del Universo" no debe ser entendido necesariamente como un Dios personalizado -aunque cada uno está legitimado a pensarlo así en su conciencia-, sino que simboliza la Energía, Armonía, Fuerza de la Vida u Origen del Universo que se desee.
Los 3 grandes principios de la Masonería
Durante muchos años, los masones han seguido tres grandes principios.
Cada masón es un hombre libre, porque domina la soberanía personal entendida como que el ser humano es dueño de sí mismo y de sus propiedades sin que otros, por la fuerza o por la imposición legal de colectivización de bienes y éticas puedan decidir sobre el individuo.
La francmasonería ha sido el crisol de los pensamientos de los fundadores de repúblicas, por principio, repudia a los tiranos y a las tiranías, como tampoco acepta las divisiones de casta y clases de la monarquía. A la república solo le interesa al pueblo, a los hombres de todas las condiciones sociales.
La palabra FRATERNIDAD, en su rigurosa acepción, resume todos los deberes del hombre respecto de sus semejantes. Fraternidad es lo mismo que decir: desinterés, abnegación, tolerancia e indulgencia. Es un Principio que todo masón trabaja a favor de sus hermanos y sus familias.